jueves, 25 de diciembre de 2014

¡Feliz Navidad!

Otra Navidad que llega sin darnos cuenta. Tengo que decir que cada vez me gusta más esta época del año, por el frío, por las reuniones , porque el tiempo libre está dedicado expresamente a eso, a estar con la familia y con los amigos. Me gustan los adornos de Navidad, la decoración especial de la casa, de la mesa y poder agasajar a las personas que quieren reunirse contigo.
Este año he hecho unas coronas para adornar la puerta. Se las he regalado a mi madre y  a mis hermanos.
Sin profundizar mucho en la historia de estos adornos, parece ser que su origen se remonta a la antigua Roma. Durante la Saturnalia o festival de la cosecha, los romanos honraban a Saturno, dios de la siembra.  Este era uno de los más importantes eventos anuales religiosos y se entregaban  coronas como regalos.
Los cristianos integraron esta tradición usando  la Corona de Aviento que simboliza el transcurso de las cuatro semanas del Adviento. Consiste en una corona de ramas  de pino o abeto con cuatro velas. El primer domingo de Adviento se enciende una vela  y  suele acompañarse de la lectura de la Biblia y oraciones. Durante las siguientes tres semanas se encienden el resto de las velas hasta que, en la semana anterior a la Navidad, las cuatro velas están encendidas.